Cuando todavía estamos esperando definiciones en competiciones de grupo, Argentina ya superó la cosecha de medallas de Río 2007
En estos días, donde el deporte vuelve a ser un evento social cercano a la justicia de la repercusión y con la misma facilidad puede trasmitirse una carrera de F1 como una de remo o un partido de serie A italiana como uno de handball, las selecciones y los deportistas argentinos están empezando a estar a la altura de sus cualidades. Cualidades que resultaban aisladas de los podios, por desigualdad de condiciones (entre deportistas profesionales de las otras naciones contra el amateurismo de los nuestros), ayudado en este tiempo por la medida tomada en 2009 de trasladar el 1% de los impuestos en telefonía celular al ENARD, lo cual propiciaba mejores circunstancias de competición. Los resultados no tardaron en llegar: hubo multiples medallas en remo (varias doradas, por equipo e individuales), taekwon-do también sumó preseas, al igual que el patin artistico, el ciclismo y la natación, entre otros. Sin embargo, lo mejor está por venir: el sub20 de futbol comandado por Perazzo, de irregular arranque, logró alcanzar la final, lo mismo que Las Leonas, de nivel superlativo con respecto a la competición. Hay grandes chances de medalla con los chicos del voley masculino y el basquet del mismo genero (las mujeres quedaron a las puertas de la conquista, tras perder con Mexico, pero escribieron la historia al derrotar a EEUU). Sin embargo, la página más gloriosa hasta el momento se la lleva el handball masculino, al vencer en la final al durísimo Brasil (tras dos chances perdidas) cambiar plata por oro y acceder a los JJOO por primera vez. Con algo de esfuerzo de parte del Estado y el amor propio de nuestros deportistas, se confirma la regla: hay futuro.