El viernes había sido durísimo. Primero, un Nalbandian poco acostumbrado a perder (menos de local) dejando el punto en el camino luego de 5 sets, más tarde Del Potro, con todos sus problemas a cuestas, venciendo a Karlovic con cierta holgura. De esta manera, el dobles se transformaba, nuevamente, en un punto clave y allí fueron nuestros gladiadores.
Del otro lado, ambos singlistas, con la chance cierta de lograr poner en jaque a la Argentina, pero cargando las piernas al máximo, pensando en que el domingo se jugaría por los puntos. La historia, otra vez, arrancó torcida y la dupla croata empezó arriba con un claro 6-3. Del juego, ni noticias, todo era nervios, impresición y pocos momentos de buen tenis.
Con la lucha como bandera, nuevamente el segundo set fue de esas batallas largas que se definen en los penales del tenis, llamado tie-break y ahí llegó la primera muestra de carácter de los nuestros: con un 8-6 el partido se igualaba y a seguir corriendo largo rato.
Nuevamente los croatas arremetieron en el set más irregular de todos: dos quiebres por lado, y otra vez la lotería para definir. Argentina tenía la chance de cerrar el partido pero empezó 1-5, se recuperó hasta ponerse 6 iguales pero no estuvieron finos en la definición y con el 8-6 en contra, a matar o morir en el quinto set.
El Mary Teran de Weiss era un hervidero, con las más de 14.000 personas que colmaron las tribunas. Punto por lado, que se fue manteniendo hasta el 6-6 (en el quinto no hay tie-break) y acá los locales dieron el salto de calidad. Quiebre clave y saque de Schwank para cerrar una batalla épica y quedar a uno de las semis de Septiembre.
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